23 de julio de 2015

Los caídos en el atentado imperialista de Suruç



La explosión se registró en una localidad cercana a la frontera con Siria, Suruc, cuyas autoridades denunciaron en varias ocasiones el respaldo del gobierno turco al Estado Islámico, engendro creado por Estados Unidos, Israel y la Unión Europea para desestabilizar aún más Oriente Medio, con dinero, pertrechos y entrenamiento.


Recientemente, la prensa turca denunció el paso por la frontera con Siria de camiones de las fuerzas de seguridad con armamentos para las agrupaciones terroristas que operan en el vecino país árabe, Siria.

La solidaridad mundial con la ciudad de Kobane, símbolo internacional de la resistencia contra el imperialismo y sus peones fascistas, como el citado Estado Islámico, preocupaba mucho a Washington, Bruselas y Telaviv, como también a Ankara, más interesada en acabar con la resistencia kurda que con los terroristas mercenarios al servicio del imperialismo.

Por eso los voluntarios y activistas que se concentraban en Suruc para ayudar a reconstruir Kobana y Rojava se conviertieron en objetivo: se trata, sin duda, de dar un aviso a los comunistas y otros grupos solidarios que, como pasó en España en 1936, están dispuestos a viajar a los paises víctimas del terrorismo capitalista, para echar una mano o, incluso, tomar un arma para defender a los agredidos. La complicidad del gobierno turco con el kamikaze que hizo estallar una bomba matando a 30 activistas e hiriendo a más de 100, la mayoría jóvenes, es evidente.

Aunque los medios de propaganda manejados por el imperialismo intenten hacer creer, como en la Guerra Civil Española, que los estados capitalistas son neutrales en el conflicto (recordemos las palabras de Churchill: “Los que están luchando son dos sistemas antagonistas en abrazo mortal. (…) Ninguna de las dos facciones representa nuestro concepto de civilización. Esta guerra no es cosa nuestra”), en realidad, como entonces, se trata de una guerra contra la clase trabajadora, frente a los pueblos díscolos, contra el comunismo, la solidaridad y la resistencia, y tanto Churchill ayer como los grandes autoridades terroristas de hoy siempre apoyaron, apoyan y apoyaran al fascismo, ese rostro desenmascarado del capitalismo.

Como sucedió después de la Guerra Civil española, las víctimas del fascismo jamás serán olvidadas hasta que se haga justicia, y los rostros de los caídos en Suruc serán, como los brigadistas internacionales de entonces, un modelo y una inspiración para continuar la lucha hasta la emancipación total de los trabajadores y de los pueblos.

2 comentarios:

Rafael Domínguez Losada dijo...

Tras de que los católicos del imperio romano asesinaran a César, tuvieran a la casta sacerdotal judía predicando cristianismo cosa de tres siglos en Roma y de que remataran la faena quemando "herejes" (científicos, a fin de hacer indiscutibles por el terror y el crimen sus dogmas religiosos con que se nos desarmó doctrinalmente a fin de hacernos esclavos por la puta moralina cristiana del relegar la justicia a la invención por ellos del más allá y del poner la otra mejilla, adoptando así comportamientos borreguiles o de gusano para reducir el riesgo de que se nos pise por los que siempre NOS GOLPEAN al proletariado a efectos de mantenernos esclavos por la acumulación de plusvalías y otras formas de latrocinio inherentes al inicuo sistema capitalista), *personalmente no veo posible revertir la esclavitud de las clases alienadas por los más diversos procedimientos* (antaño religiosos y actualmente mediáticos), tan perfectamente esclavizadas que ya ni siquiera son conscientes de su esclavitud. Ciertamente no veo posible alcanzar la salud, bienestar, belleza, seguridad de vida y libertad generalizadas, debido al desarme doctrinal pero también bélico en que nos hallamos, y para más inri dispuestos a adoptar todo tipo de roles al modo de los simios trepadores que, trepando unos por encima de otros por alcanzar mejores "estatus", nos arrastramos al fango de que abundan las putas sociedades capitalistas basadas en la desigualdad.
*En verdad que no veo posible revertir la esclavitud en que nos hallamos el proletariado, porque si alguna cabeza surge que quiera revertir esta situación escindiendo la historia en pro de un tiempo nuevo, será cortada por los de siempre ante la pasividad e incluso cooperación de eso dado en llamar pueblo, siempre dispuesto a arrimar leña a las hogueras o arrugarse cobardemente a fin de reducir el riesgo de que también a ellos se les pise (no quedan Quijotes dispuestos a enderezar entuertos, sometiéndose así estúpidamente a una vida miserable); motivo por el que lo que produzcan nuestras manos e intelectos seguirá surtiendo al engorde "del panzón" que son los amos de lo nuestro, sin posibilidad alguna de que "podamos" recuperar lo que se nos robó a lo largo de milenios, acumulado por ellos en forma de la tan respetada propiedad privada*.

Piedra dijo...

Rostros e historias que no conoceremos por ningún medio oficial que solo presenta chozas y personajes disfrazados con burkas y turbantes para que no podemos sentirnos identificados con ellos, para convertir la guerra en un espectáculo distante en lugar de el asesinato de nuestros iguales a manos de los dominadores, los suyos y lo que no tiene claro mucha gente, los nuestros.

Saludos.

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